lunes, 11 de octubre de 2010

La técnica del autoguantazo.

Repito:

Como todos los incautos
llevo el signo de Caín,
y si alguien te hace daño
sabré hacerle sufrir.

''No me parece correcto que...blablablabla...''

Ni aún sabiendo discernir entre lo correcto y lo incorrecto hubiésemos (¿y digo ''hubiésemos''? Técnica contraria a la de Ruíz de Elvira, hà!) o hubiese elegido el camino de lo correcto. La tentación del desafío, quizá.
¿Es lícito convertirse en un monstruo por defender lo que a uno le importa? ¿Es heróico el sacrificio de uno mismo en aras de otro? ¿O es una simple patraña teatrera? ¿Un motivo para sentirse útil, fiel, orgulloso, creyente, humano?
Hay que dejarse pisotear para ser ciudadanos ejemplares, compañeros ejemplares. Silencio, sólo debe existir el silencio y cuatro palabras bonitas que apacigüen el ánimo general. Hay que llevar cuidado y no alterar el orden establecido. En el caso de que esto ocurra dicen: ''tu comportamiento no es correcto, no es correcto, no es correcto...''
El siguiente paso es trasladar la hipocresía ajena a ti mismo. Y los ''perdones'' van y vienen como si estuvieran en oferta...Me curvo, me arrodillo y acudo a las maravillosas buenas maneras. ¡Qué bien!¡Ya estamos todos sonrientes y complacidos!...Ahora todo está mucho más ordenadito, calmado. ¡Qué buen ambiente!...
Quien tenga que abrir la boca sin ser juzgado seguirá haciéndolo, quien haya sido un Caín se lo pensará dos veces antes de hablar y puede que no haya matanza alguna.

O puede que decida ser un verdadero Caín de una vez por todas y se proponga hacer de la vida un teatro hermoso, una patraña necesaria, un ruido apasionado, un camino preciosamente incorrecto.
O yo qué sé...




(Ahora mismo acaba de empezar a diluviar, perfecto :)

Mientras tanto, podemos invocar a Cthulhu para que haga el trabajo sucio.



Desgraciado aquel a quien los recuerdos de la infancia sólo traen temor y tristeza. Desdichado aquel que sólo rememora horas de soledad en espaciosas y lúgubres estancias con colgaduras marrones y exasperantes hileras de libros antiguos, o pavorosas vigilias en sombríos bosques de árboles grotescos, gigantes y cubiertos de enredaderas que silenciosamente agitan las retorcidas ramas hacia la cúspide. Tal es lo que los dioses me concedieron: a mí, el consternado, el desengañado, el infecundo, el destrozado. Y, sin embargo, tengo una extraña sesación de alegría y me aferro desesperadamente a aquellos marchitos recuerdos cuando mi mente amenaza mementáneamente atrapar al otro.

El extraño, H.P. Lovecraft





Yo quiero convocar
a seres monstruosos
de tentáculos viscosos
que viven en el fondo del mar...

Porque yo quiero ser como Lovecraft...


4 comentarios:

  1. He escrito y borrado el comentario unas tres veces... Just remember Nietzsche.

    Bah, ¡SILENCIO! Silencio y diluvio.

    Jo, quiero té y si no hay té hay pantano con más Blunt y más rocas mañana ehh!

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  2. No sé si James, el pantano y las salchichas ayudarán. Pero lo que seguro que ayuda es tirar piedras con mala leche en plan Deucalión(pa' que se conviertan en personas.uuu...mejor no).

    Tendremos que dedicarle alguna entrada al socarrao' de Quevedo, no?

    Niche forever ;)

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  3. Uy si ayudan, pues ya ves, bocadillos de salchichas blancas y lanzamiento de piedras (a la vez)
    Jajajaja ¡Toma vena misántropa!

    Yes, yes, aunque me debes la de los Doors...

    Seh! :D

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  4. Vosotras podreis decir lo que sea, yo os sigo notando un poco compungidas. En fin, no es asunto mío, I know. Nada que un buen poema retorcido de Quevedo, con patos o sin patos (¿o eran pollos?), no pueda remediar. Y si no, nos ponemos a cantar los verbos irregulares y andando :)
    Hasta el miércoles!

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