viernes, 1 de noviembre de 2013

Prosímetron

Hay entes que me impiden leer las Geórgicas: esto, la siesta, otras cosas que tengo que leer muchas, el teatro los miércoles, ay, y lo de después del teatro que, no sé por qué razón, siempre se alarga mucho; los lápices que nunca tienen punta, el idilio ese de Teócrito - esto, además de leerlo, tengo que pensarlo-, la gente que toca música y escribe cosas y saca un disco y lo cuelga en deezer para que yo lo escuche, la cena que estuve preparando el otro día durante algunas horas porque tenía patatas y no sabía qué hacer con ellas, los viernes porque son como Jerusalén que no vale nada y lo vale todo,- o algo así decían en una peli- y voy a parar porque quería escribir algo tonto y estoy empezando a hablar de cosas serias y no es que las Geórgicas sean tontas
sino que unos dicen que el ecuestre tropel, otros
que la infantería y otros que el curvo arado
es lo más hermoso en la tierra esta
oscura y pansía, pero yo digo
que es hacer cosas chulas
mientras te envuelve esa atroz obligación
de leer las Geórgicas
sin tener huerto.

lunes, 13 de mayo de 2013

La culpa fue del chin chin pum

 
Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida, Beatriz perdida para siempre, soy yo, soy Borges.
 
 
Son las nueve de la mañana
tú te tomas el café rítmicamente
y una chaqueta vaquera basta
para aplacar el frío breve
que llega a esta terraza del sur
aristotélica y verde
yo cojo el periódico
porque no siempre es fácil
mantener la tregua de palabras
que nos prometemos en las horas tempranas
y leo que el sol explotará dentro de
cuatro mil quinientos millones de años
y será la primera catástrofe
que nadie podrá contar
porque el verbo dejará de existir  
pero realmente no me importa
porque siempre he sido ciudadana de sitios pequeños
lo que sí me importa es que  
 – siendo optimista -  durante los
cuatro mil cuatrocientos cincuenta millones de años
que no vivas
el incesante y vasto universo
hará de ti
otra Beatriz Viterbo
como si no merecieras
formar parte de esa pequeña y última eternidad.

jueves, 18 de abril de 2013

Tu Marcellus eris


La tristeza
es llenar un cajón  
de cosas que no existen:

esperándome con calma
en la cola del cine
porque comprendes
que estudio y mucho y me gusta
y que a pesar de eso
soy una tonta del culo
que lo disimula bastante bien
comprendes también
que como arroz con pan
que he perdido a varios amigos y no sé cómo
que me da vergüenza ir en taxi y miedo irme de casa
que he tenido que querer a otras antes que a ti
para poder quererte a ti más que a las otras
y todo eso lo comprendes muy inexplicablemente
comprendes incluso que a veces
tengo que leer con furia y silencio
a Jaime Gil de Biedma
para deshacerme
con la repetición convulsiva de versos
de este espectro de ti
pandémico y celeste
que me llena el cajón de la tristeza
de cosas que no existen…
 
Hasta tal punto comprendes
que
por eso
me esperas
per saecula saeculorum
en la cola del cine
con calma y rigor
y muchas cosas que contarme
convenciéndome
de que el amor
es no tener que dar explicaciones.