lunes, 13 de mayo de 2013

La culpa fue del chin chin pum

 
Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida, Beatriz perdida para siempre, soy yo, soy Borges.
 
 
Son las nueve de la mañana
tú te tomas el café rítmicamente
y una chaqueta vaquera basta
para aplacar el frío breve
que llega a esta terraza del sur
aristotélica y verde
yo cojo el periódico
porque no siempre es fácil
mantener la tregua de palabras
que nos prometemos en las horas tempranas
y leo que el sol explotará dentro de
cuatro mil quinientos millones de años
y será la primera catástrofe
que nadie podrá contar
porque el verbo dejará de existir  
pero realmente no me importa
porque siempre he sido ciudadana de sitios pequeños
lo que sí me importa es que  
 – siendo optimista -  durante los
cuatro mil cuatrocientos cincuenta millones de años
que no vivas
el incesante y vasto universo
hará de ti
otra Beatriz Viterbo
como si no merecieras
formar parte de esa pequeña y última eternidad.