martes, 14 de septiembre de 2010

Mucho me enseña mi larga vida; convendría que los mortales no contrajesen amistades estrechas, de las que penetran hasta lo íntimo del alma, y así sería fácil que se desvaneciese esta pasión, y que, como nace, muriese. Pero que uno sufra por dos, es grave carga, como a mí me acontece, sufriendo por ésta. Dícese que el excesivo apego a la vida aflige más que deleita, y que es opuesto a la salud; pero los excesos son para mí menos laudables que practicar aquel otro precepto de nada demasiado, y como yo opinarán los sabios.

Hipólito, Eurípides

El mismo Baco, con el rostro alumbrado por la negra antorcha de la férula, precipita su carrera, alienta a los coros errantes, y excitándolos con sus clamores, esparce al aire sus bellísimos cabellos. Al mismo tiempo, y con grandes alaridos, dice así: ''Andad, bacantes; andad, bacantes, delicias del Tmolo, que arrastra el oro, cantad a Baco, celebrad al dios con los tambores sonoros, gritando ¡evohe!, con gritos y clamores frigios, cuando la flauta de dulce sonido toca las sagradas danzas que celebran corriendo en el monte. Gozosa la bacante, como el potrillo que pace la hierba con su madre, mueve en las danzas su pie ligero.

Bacantes, Eurípides




Encargo

No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que
vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni
guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dálos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.


Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide: las espinas
hasta el hueso.
Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.


Julio Cortázar

1 comentario:

  1. Ese poema de Cortázar me ha recordado una canción de Café Tacuba. Creo que se llamaba Muérdeme o Aviéntame o algo así... Tengo que localizar esa canción, me gustaba mucho durante una época. Quizá la escuche ahora y ya no me guste tanto. O tal vez no, qué platónico-reminiscente eso de oir una canción después de mucho tiempo y recordar la letra de repente!
    Del extraño relato de la entrada anterior me abstengo de comentar. Simplemente diré: quién es el responsable de esa paella bicolor???

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