domingo, 17 de abril de 2011

Ἐμπίμπλασαι

Annibale Carracci, La decisión de Heracles


<>¡Es él!

Un desconocido -extranjero en Antioquía- de Édesa,
escribe sin parar. Y por fin, ahí está, terminada
su última canción. Con ella ochenta y tres

poemas en total. Pero tanto escribir, tanto verso,
tanta tensión de frases en griego,
dejó exhausto al poeta, que ahora ya
cualquier cosa lo fatiga.

Un pensamiento lo saca, sin embargo,
de repente de su tedio -el delicioso ''es él''*
que otrora en su sueño Luciano oyera.


*El poema se inspira en un pasaje de El sueño de Luciano, donde el autor de Samosata se refiere a un sueño que tuvo de joven en el que se le aparecieron dos mujeres, una pobremente vestida y con manos endurecidas por el trabajo y otra hermosa y bien vestida. Cada una trataba de convencerle de lo bien que le iría si de ella se fiaba. La más pobre le decía que el arte había dado personajes como Fidias o Policleto y que, por tanto, era garantía de gloria, mientras que la otra alegaba que la educación le procuraría justicia, prudencia y una serie de virtudes que lo distinguirían dondequiera que fuese y que todos lo señalarían entonces diciendo ‘’es él’’. El imaginario personaje del poema de Cavafis parece haberse inclinado por la primera opción del ensueño lucianesco: el cultivo de las artes, mientras que Luciano, en su relato, οpta por la oferta de la segunda mujer.

C.P. Cavafis, Antología poética, Edición de Pedro Bádenas




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